Historia de La Alpujarra

La historia de Las Alpujarras tiene su momento culminante en la época de la dominación musulmana y, sobre todo, en el siglo XVI, cuando se produce la sublevación del pueblo morisco ante las tropas cristianas de Felipe II. Los demás apartados no son vitales para el conocimiento actual de la región, pero se destacarán algunos aspectos desde la Prehistoria hasta la actualidad.

 

Prehistoria. Los restos humanos más antiguos encontrados en Las Alpujarras pertenecen al período Mesolítico. Sobre el cuarto milenio antes de Cristo comienza el Neolítico en esta región; se encontraron enterramientos de esta época en la Cueva de los Murciélagos, cerca de Albuñol, a unos 10 km de la costa granadina.

 

Hacia el 2.700 a.de C (b.c.). aparece un nuevo foco cultural, basado en la riqueza de la minería, en los límites orientales de Las Alpujarras; el asentamiento más importante se llama Los Millares, en la Sierra de Gádor.

En los siglos posteriores surge un nuevo foco cultural, esta vez al Oeste de La Alpujarra. Es la llamada cultura Megalftica, centrada en Antequera y Huelva, que se extenderá por toda Europa. Durante este tercer milenio antes de Cristo, La Alpujarra, encerrada entre infranqueables montañas, llevará una evolución más lenta.

 

La Edad de Bronce en España también comienza cerca de La Alpujarra; en Al mería se desarrolla la cultura de El Argar, que se extenderá por gran parte de Europa entre el 1700 y el 1400 a. de C. También en este milenio, en la Andalucía occidental, se desarrolla el poderoso y rico estado de Tartessos, de cuya historia hay todavía importantes lagunas.

 

En el primer milenio antes de Cristo comienza la colonización por parte de puebIos orientales: griegos, fenicios, cartagineses y, por el norte, celtas. Este período culmina con la colonización romana. Ninguno de estos pueblos dejó una importante huella en La Alpujarra, tan sólo la colonización romana en la costa, como en Almuñécar, donde quedan importantes restos de un acueducto y el columbario.

Con la llegada de los árabes, en el 711, se empiezan a conocer datos históricos sobre la región. Quedan relatos sobre los alpujarreños que los muestran como independientes guerreros y proclives al bandidaje. En el siglo X, se produjo una insurrección en el sur andaluz contra la creación del califato de Córdoba, encabezada por Omar ben Hafsún. El pueblo alpujarreño tomó el bando de la independencia, por lo que el propio Abd-el-Rah man III tuvo que cruzar Sierra Nevada, llegar a Ugíjar y, tras varios días de ase dio, tomó el castillo de Juviles, cerca de Cádiar. Ver más en: www.juviles.net 
 

En la época de los reyes de taifas, a partir del siglo Xl, se produce el auge de la taifa de Almería, debido a la industria sedera; Las Alpujarras se convierten en un centro productor de seda. Esta época da lugar a dos importantes escritores alpujarreños: lbn Charaf e lbn Omar. En el siglo XIII el ámbito musulmán queda reducido al reino nazarí de Granada. Los administradores granadinos dividen La Alpujarra en tahas (grandes municipios) y se construyen castillos en cada término municipal. Hasta hace bien poco el cultivo de las moreras y los gusanos de seda han tenido mucha importancia en las Alpujarras.

 

A partir de 1487 empieza el cerco cristiano al Reino de Granada (aproximadamente las provincias de Granada, Málaga y Almería), lo cual se empeora con los problemas dinásticos entre Muley Hacén, El Zagal y Boabdil. Entre 1487 y 1488 caen las partes occidental y oriental del reino. Esta última parte, que estaba en manos de El Zagal, fue cambiada por un feudo perpetuo en Las Alpujarras para el contrincante de Muley Hacén y Boabdil, pero al poco tiempo fue expulsado a Africa, donde fue encarcelado.

 

El 2 de enero de 1492, Granada se rinde y Boabdil firma las capitulaciones. También se le concedió un feudo en Las Alpujarras, con residencia a orillas del Andarax (cerca de Ugíjar), pero, lo mismo que a su tío, le obligan a marchar a Africa; esto ocurre en octubre de 1493, estableciéndose en Fez. En los preparativos muere su mujer Moraima, enterrada, según se cree, en el castillo del Valle de Lecrín.

 

Por las Capitulaciones de 1492, los Reyes Católicos concedían a la población musulmana el respeto de sus creencias, usos y costumbres, así como de sus propiedades, pero los repartimientos de tierras a la aristocracia castellana y la política intransigente del Cardenal Cisneros provocaron sublevaciones, siendo la más grave la ocurrida en 1500 en Las Alpujarras; este primer levantamiento fue sofocado con dificultad. Con el reinado de Carlos V, las relaciones se suavizan, pero al llegar al trono Felipe II se renueva la intransigencia, que culmina con la pragmática de 1 567, por la que se prohíbe el empleo de la lengua árabe y la expresión de usos y creencias moriscas.

 

A fines de 1568, los cabecillas moriscos acuerdan un levantamiento general, pero el fracaso de la sublevación en la capital granadina hará que el conflicto se centre, durante más de dos años, en Las Alpujarras, controlando los rebeldes varios puertos por donde recibieron ayuda del norte de Africa. En el Valle de Lecrín, el 27 de diciembre de 1 568, es proclamado rey Aben Humeya. La solemne coronación se llevará a cabo días después en Cádiar, en un olivar. Aben Humeya, también conocido como Aben Omeya, procedía de una antigua familia musulmana emparentada con los Omeya. Su familia se había convertido al cristianismo, por lo que tenía el nombre de Fernando de Córdoba y Válor; al iniciarse el conflicto es cuando cambia su nombre.

Todavía en diciembre de 1568 los moriscos se hacen fuertes en el Valle de Lecrin, haciendo retroceder a las tropas cristianas mandadas por el marqués de Mondéjar, hasta que el 10 de enero éstas pasan el Puente de Tablate y entran en Las Alpujarras. Mientras, Aben Farag, lugarteniente de Aben Humeya, había hecho incursiones en Lanjarón y en otras localidades de La Alpujarra occidental, como en Órgiva. Las tropas cristianas, entre el 10 y el 18 de enero, fueron doblegando las tahas de Poqueira, Pitres, Juviles y Ugíjar.

Aben Humeya, que prefiere la guerrilla, marcha de nuevo a occidente retomando el Valle de Lecrín y el Puente de Tablate, por lo que deja incomunicadas a las tropas cristianas. En estos momentos entra en combate por la parte oriental, como refuerzo, el marqués de los Vélez. El de Mondéjar pasa de nuevo a la parte occidental pero los moriscos lo entretienen en el Peñón de los Guájares (camino de Salobreña), con lo que los moriscos penetran de nuevo en La Alpujarra.

Aben Humeya, que se esconde en la zona de Bérchules, Válor y Mecina Bombarón, es cogido en emboscada en esta última localidad, lugar de residencia de Aben Aboo, primo y luego sucesor del cabecilla morisco.

En los primeros meses de 1 569 se estaban produciendo atrocidades por ambos bandos, como los 800 muertos de Válor. En abril, toma el mando cristiano D. Juan de Austria, hermanastro de Felipe II. En mayo, la insurrección se abre y llega a la Axarquia, Sierra de Bentomiz, Baza y el oriente de Almería, aunque en junio serán derrotados los últimos moriscos malagueños (Frigiliana). Entre junio y julio, las tropas cristianas consiguen victorias en La Alpujarra oriental (Berja, Ugíjar, pero en agosto, los moriscos vuelven a tomar Padul y otros pueblos del Valle de Lecrín. El marqués de Mondéjar es alejado por D. Juan de Austria.

En octubre de 1569, se produce una conspiración contra Aben Humeya en Cádiar. Se mezclaron varios motivos: la ambición de Aben Aboo, el enfrentamiento de Aben Humeya con las tropas turcas, el odio de la familia de su mujer (por haber matado el rey morisco a varios de sus miembros) e incluso el móvil de los celos. Aben Humeya descansaba en Laujar de Andarax (al este de Ugijar). Fue asesinado por su primo, quien le sucedió. Fue enterrado allí, pero D. Juan de Austria, al terminar el conflicto, trasladó sus restos a Guadix. El segundo rey morisco empieza bien su reinado al vencer a los cristianos en Órgiva pero, al entrar en combate el hermano de Felipe II, tiene que retirarse a las alturas de la sierra. En estos momentos, los moriscos de Granada y La Vega ya habían sido expulsados a otras provincias. En octubre de 1570, tan sólo contaba el cabecilla morisco con 300 hombres. Al final es también asesinado y llevado a la capital granadina.

Tras ser sofocada la rebelión se procede a la expulsión de los moriscos supervivientes, que han sido calculados en unos 80.000; el destino fue Andalucía occidental, La Mancha y Castilla. Unos pocos millares pudieron permanecer hasta la expulsión general del país, en 1610, bajo el reinado de Felipe III. Gran parte del territorio de Granada fue devastado. Hubo una repoblación de campesinos de Galicia, León, Asturias y Castilla; en total 12.542 familias que repoblaron 270 lugares, perdiéndose para siempre unos 130 lugares. A partir de estas fechas se va produciendo un retroceso general de la comarca y un fuerte olvido histórico; tan sólo se puede reseñar su participación duran te la Guerra Civil española.

 

 

Tras el levantamiento del 18 de julio de 1936, la costa granadina, malagueña y almeriense quedó bajo el mando del gobierno de la República, así como la parte oriental y central de La Alpujarra. Los sublevados, que tenían la capital granadina en su poder, no se aventuraron más allá de Lanjarón. Orgiva fue evacuada y quedó entre dos líneas prácticamente hasta el final de la guerra. Las familias ricas huían a la capital y en el interior de la comarca se producían atrocidades por ambos bandos, más por rencillas personales que por verdaderos motivos políticos.

 

Para profundizar en esta historia ver

HISTORIA DE LA REBELION Y CASTIGO DE LOS MORISCOS DEL REINO DE GRANADA